Mar de sueños

En una sociedad que vive bajo un régimen dictatorial, la opresión puede sentirse a distintos niveles. A quienes les tocó ser niños durante la última dictadura militar, muchos momentos inexplicables de su infancia tomaron un significado diferente cuando pudieron entender, años después, que habían vivido una época peligrosa, de violencia y crímenes organizados desde el poder estatal.

Marcel Antelo va ahora en busca de esos ambientes enrarecidos y familiares, donde nada se explicaba, todo se imponía. Sus imágenes se concentran en la arquitectura, por un lado, en ese complejo de diecinueve bungalows y nueve hoteles ubicados a treinta kilómetros de Mar del Plata que se conoce con el nombre de Chapadmalal. Los edificios fueron construidos a partir de un decreto del peronismo en 1945, terminándose su construcción en 1954. Los Hoteles 1 y 2, de mayor categoría, fueron destinados a la clase dirigente desde el principio. A partir de 1976, en esa arquitectura pabellonaria y paisajes marítimos se mezclaba “el descanso de la familia obrera”, según la idea de Perón, con “militares de rangos más altos y familias acomodadas”, explica Antelo en el texto que acompaña sus fotografías.

Las fotos, montadas prolijamente con esquineros sobre hojas de álbumes de la época en que Antelo vacacionaba en Chapadmalal, registran paisajes vacíos en un día nublado cuando, entre nubes, olas y algo de verde, se ven los techos de tejas de los hoteles. Alrededor de varias de las imágenes, un marco blanco imita el estilo en que imprimían los laboratorios color de los años setenta, donde figuraba el mes y un número que podría corresponder al año: FEB 71 se lee hacia la derecha, por ejemplo, de una de las fotos. De hecho, las fotografías de la muestra fueron tomadas durante un día de mayo del 2010. Esta confusión temporal se acentúa en una imagen lenticular, un dispositivo que permite imprimir dos imágenes sobre la misma superficie y que solía emplearse en todo tipo de objetos infantiles como libros, reglas y calcomanías a fines de los setenta. La artista lo utiliza para superponer un retrato de la época, en el que se ve a una mujer sentada al borde del agua, con una foto actual de la misma playa vacía, como si, ante el avance del agua, la figura se hubiera desvanecido.

Al mismo tiempo, se puede oír una grabación que repoduce en loop la voz de una niña que va leyendo diferentes “comunicados” que regulan la vida familiar. La autora adaptó los tristemente célebres comunicados oficiales de la junta militar al contexto de la vida de un niño en el hogar familiar. Así, la voz infantil va mencionando los valores esenciales de moralidad e idoneidad para terminar afirmando el orden vertical parental, donde los padres mandan y los niños se limitan a obedecer. En su entonación, se hace evidente que, más allá de sus esfuezos por hacer una lectura correcta, la niña no comprende lo que está leyendo. Lo que sí debe quedarle claro es la importancia del sacrificio y que se establecen penas de reclusión por fantasías y juegos que contradicen las normas de una educación estricta.

Las ansiadas vacaciones de verano chocan con la estructura hotelera y sus jerarquías que se miden en estrellas. Chocan también con los pabellones, con esa arquitectura que asimila el tiempo libre a la barraca militar y, en la mente infantil, quedarán ligados a la forma visible del tiempo libre. Establecen una lógica donde, años después, se superponen deseos frustrados y cumplidos, fantasías, ambiciones y temores familiares con la nostalgia de un tiempo que se fue con el mar.

Marcel Antelo
Chapadmalal

Galería Wussmann –cellar-
Venezuela 570, Buenos Aires, Argentina

Hasta el 11 de noviembre
Lunes – viernes, 14 – 20 hs.

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