El laberinto de imágenes de Rafael Barsky
Si “primero se hizo la luz”, podemos deducir que la oscuridad y lo informe preceden a la imagen y a la creación divina. La instalación de Barsky en La ira de dios parte de lo negro, traza un recorrido circular vagamente iluminado y se expande hacia el resto del espacio, concentrándose preferentemente en los rincones, de donde irradian imágenes que van tomando formas reconocibles, color y contraste; donde la visibilidad misma se hace visible. El soporte material, que va del papel al vinilo, a la proyección, la pantalla y la tela, emerge, aparece y se muestra tanto como el contenido que despliega. Así, la imagen de dos dimensiones se vuelve objeto, a veces enmarcado, apoyado, colgado, pegado sobre cartón o descansando al lado de los cables de distintos colores que atraviesan el interior de la pared.
Las fotos en la instalación pasan del negro, de la noche fotográfica que dificulta la impresión, a la imagen clara y casi geométrica de la foto de arquitectura, a la pasarela de moda y al retrato posado. Pero también vemos agua, humo, un vidrio roto, elementos informes, a veces transparentes. Cambian rápido de forma y la cultura no puede dominarlos, sólo registrarlos. Por momentos, una imagen entrecruza los géneros, se ven animales en lo que parecen las ruinas de una construcción modernista. La imagen no explica.
Barsky se identifica con la figura del dj, que en su set combina composiciones propias y ajenas y es justamente en la mezcla, en la edición y el montaje que interviene como autor y como sujeto, tomando elementos que, a partir de sus decisiones, pasan del plano documental al ficcional, del género fotográfico de naturaleza, por ejemplo, a la pregunta por la naturaleza propia de la fotografía: qué significa, para qué se la utiliza y cómo funciona en la cultura. Y esto implica analizar también cómo se expande, cómo cambia de sentido según el contexto, el material y la interacción que generan con el entorno, como un contagio, como un virus que se propaga.
La lista de los nombres que contribuyeron al contagio es larga y aparece manuscrita, en lápiz, en un borde de la pared, sugiriendo que quizás no sea definitiva. Son sus obras las que aportan la diversidad de imágenes necesarias para crear el pasaje, construir la ficción a partir del documento. Se trata de amigos y compañeros de taller, fotógrafos profesionales y profesionales de otras áreas: Pablo Bagedell, Lorena Marchetti, Julio Molina, Hugo Zucarelli, David Ostrovsky, Dra.Valeria Zzelkowick, Florencia Monfort, Gabriela Bugallo, Juan Trinidad, La vecindà-fmp3, Pablo Bagedelli, Ivo aichenbaum, Chinelas Persas, Sylvia Gomez.
La forma construye la imagen, la luz inscribe su huella en el soporte fotográfico, impreso o proyectado, afectando consciente o inconscientemente el pensamiento, que, a su vez, construye la forma visible y la imagen. El círculo se cierra, pero también se abre, sale disparado desde un punto, descansa en los bordes, y vuelve por otro camino. La imagen se pierde y se resignifica constantemente en el laberinto.
– Contraexcursiones al contagio, de Rafael Barsky
No trackbacks yet.